Siempre había escuchado sobre lo grande e imponente que es Londres como ciudad y realmente ahora que vivo acá siento que nunca terminas de conocerlo. Hay tantos lugares, eventos y cosas por hacer que el tiempo se queda corto y las distancias a veces son tan largas que cuando por fin nos decidimos ya se hizo tarde. Además debo reconocer que cuando tienes un hijo de 2 años (ahora entiendo porque se le dice terribles twos!) el tiempo en que uno se demora en salir se multiplica por tres.
Acá la gente planea las cosas con meses de anticipación, es increíble como todo funciona cual reloj, el nivel de exactitud y planeamiento es admirable. Todo, literalmente todo se hace con reserva! Muchas veces nos pasa que vamos a algún restaurante y no podemos entrar por no haber reservado antes (tan iguales de organizados a nosotros los peruanos jaja).
Nosotros vivimos en Brook Green, (me costó mucho aprenderme el nombre y al comienzo la gente me miraba raro) pero hace no mucho entendí que es una zona muy familiar ubicada al oeste de Londres y pertenece a Hammersmith, un distrito mucho más conocido y comercial.
La verdad que si algo tengo que reconocer es que mi esposito es esforzó mucho en buscar una zona linda y céntrica para vivir. Él tuvo que venir primero y se ganó con la parte más difícil que fue buscar nuestro hogar.
Lo más caro de vivir en Londres es de lejos la casa y el transporte, y mientras más cerca al
centro todo sube. Nosotros vivimos como a media hora del centro, en una callecita muy londinense que me hace acordar a mi película favorita de la infancia: Mary Poppins. Desde mi ventana veo los techitos típicos y las chimeneas que me alegran los días sobre todo cuando sale el sol.
Nuestra casita es chiquita, pero muy acogedora y la verdad que en temas de espacio nos hemos organizado bien. Lo único que hasta ahora me cuesta y me hace renegar de vez en cuando (o bastante seguido) es no tener ascensor. Si le veo el lado positivo es una forma de hacer ejercicio gratis, pero eso sería más fácil estando yo sola (entre Kael y las bolsas del supermercado siento que corro maratones diarios).
Salvo el tema del ascensor vivir acá tiene muchas más ventajas y cosas positivas que rescatar. A cinco minutos caminando tenemos una estación de metro con muchas paradas estratégicas, el único tema de los metros es que la mayoría de estaciones no tienen ascensor (algo que sigo sin entender!). Lo bueno es que casi siempre un ser bueno te mira con pena y te ofrece ayuda para cargar el coche que no dudo ni un segundo en aceptar y es así como continuamos con el deporte obligado :)
Una de las cosas que más amo de vivir acá y estoy segura que fue un gran factor en la elección de Sama (por pensar en mi claro está) es tener el Westfield Mall al lado. Es un centro comercial súper grande lleno de restaurantes, cafés, tiendas, cines, supermercados etc y es el lugar perfecto para pasear sobre todo cuando hay lluvia (los primeros días viví ahí!).
Si camino por el otro lado llego al parque de Brookgreen, es super largo y tiene canchas de tenis, un cafecito y lo más importante un playgroud con juegos que ama Kael. Es el lugar perfecto para corretear y hacerlo gastar energía. Muy cerquita de ahí está la estación de metro de Hammersmith con varias vías de transporte y tiene además bastante actividad comercial.
La verdad es que esta zona cada vez me enamora más y aunque todavía me falta mucho por conocer si tuviera que volver a elegir sería sin duda cerca de acá.
La nostalgia de dejar esa casita que sentías tan tuya, y el no saber lo que vendrá siempre nos da un poco de miedo y algo de estrés. No es fácil dejar atrás los recuerdos, pero poco a poco la vida te sorprende y empiezan a aparecer nuevas historias que te conquistan y te van haciendo feliz. Siempre van a haber pros y contras y es imposible encontrar el lugar perfecto, pero son esos pequeños detalles y el calor de hogar que hacen que se vuelve tuyo otra vez!
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