Nunca te imaginas las cosas que pueden pasar en un abrir y cerrar de ojos. Uno siempre cree que tiene todas las vidas de un gato (o al menos eso creía yo), hasta que de pronto la vida te da esa lección horrible pero tan valiosa que te cambia por completo y te hace pensar tantas cosas juntas que cuando te das cuenta sólo puede decir GRACIAS! Gracias vida, gracias angelito de la guarda, pero sobre todo gracias DIOS por haberme cuidado; y gracias por dejarme seguir acá.
Cuantas veces tratamos de ganar minutos con tal de llegar más rápido. Vamos contra el reloj y cuando nos damos cuenta hacemos cualquier cosa #llameseburradas con tal de llegar “a tiempo” o al menos un poco más rápido #tipicaperuanada.
Eso me pasó dos días atrás, un sábado cualquiera donde el plan de ir a un pub a ver el partido de Inglaterra contra Suecia casi se vuelve nada.
Da la casualidad que ese bar quedaba justo al lado del gimnasio al que voy seguido, y muchas veces he cruzado esa pista para llegar “a tiempo” ya que el cruce peatonal está un poco más allá.
Estábamos caminando con Sama y Kael y como para variar estábamos tarde, tuvimos la mala idea de dividirnos en dos. Él se iba una cuadra más para ir por el cruce peatonal con Kael que estaba en su coche; y yo, para llegar rápido sin perder la reserva, decidí cruzar la pista que es de doble sentido. #graverror
El sentido del tráfico con timón cambiado hasta ahora me confunde un poco; pero como era una calle conocida me aseguré que no vinieran carros por el lado derecho y logré cruzar a la mitad.
Lo último que alcancé a ver fue un carro blanco a varios metro atrás que venía en sentido contrario y que supuestamente me iba a dar tiempo de cruzar, sin tener en cuenta en un abrir y cerrar de ojos todo se iba paralizar. Fue ahí cuando de repente apareció una moto por el lado derecho que sin saber de dónde salió me chancó.
No puedo explicar lo que sentí en esos segundos; una mezcla de pánico, shock y nervios invadidos. La moto me había dado en la barriga y por unos minutos me costó mucho respirar. En ese momento se te pasan tantas cosas por la cabeza que no puedes ni pensar.
Poco a poco empiezas a reaccionar y cuando te das cuenta de todo lo único que quieres es llorar, pero tratas de calmarte y pensar alguna solución.
La moto estaba tirada en el piso junto con el conductor, lo primero que hice fue rogar porque él estuviera bien. Gracias a Dios y a todos los ángeles guardianes no fueron más que algunas heridas (heridas de vida que nunca se me van a olvidar) y mucho susto por los dos lados.
Ya después llegaron Sama, la ambulancia, policías y muchas personas buenas que se acercaron a ayudar y en medio del caos finalmente sólo nos quedó agradecer por estar los dos bien.
Te vienen a la mente miles de ideas de todo lo que pudo haber pasado y creo que eso es lo que más angustia da. Siempre escuchas hablar de accidentes que parecen tan lejanos y a veces uno recién reacciona cuando lo vives en carne propia.
Aprender a “la mala” es a veces la manera más buena que te da la vida para dejar de romper reglas que por más sonsas que parezcan son las que te van a salvar.
Hoy siento que volví a nacer, pienso, quizás ahorita más que nunca, valoro, pero sobre doy gracias por estar bien. Hoy veo lo importante que son los cruces peatonales y prometo nunca más dejar de usarlos así me tenga que demoran el doble.
Aprendí que esos minutos de más pueden cambiarlo todo, y nada va ser más importante que hacer las cosas con calma siguiendo las reglas así te demores más. Esos minutos que crees que puedes ganar pueden ser también los que te hagan perderlo todo en cuestión de segundos.
No sean imprudentes como yo, vayan con calma, tómense su tiempo, sean pacientes, agradezcan, vivan cada segundo siendo felices y vayan siempre siguiendo el camino correcto, que, aunque sea un poco más complicado va ser siempre el mejor.
Hoy estoy acá para contar esta historia, que aunque no es mi favorita tuvo un buen final, y espero de corazón que en algo sirva para que no se repita más.
JUST THANKFUL TO BE ALIVE.
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